«Si le beso, ¿por qué no puedo usar su cepillo de dientes?»

Pasa la noche en casa de su pareja, pero ha olvidado el instrumento de higiene. Puede que se pregunte: «¿Sería tan malo compartirlo?»

Sábado (o vienes, elija usted) noche. Su novio (o novia, elija usted) le invita a tomar una copa a casa. “Al día siguiente, te prepararé el desayuno”, murmura al teléfono. ¿Se va a negar? No hace falta que responda… Cuando ya está llamando a un taxi, se da cuenta de que no lleva encima el cepillo de dientes. Y la pregunta es evidente: ¿tan dramático sería utilizar el de su pareja, con quien ya intercambia saliva a través de frecuentes besos?

Las recomendaciones de cualquier dentista a este respecto no se limitan únicamente a cuestiones de higiene, sino también a sanitarias. Arlinda Luzi Luzi, coordinadora de tres posgrados especializados en Odontología de la Universidad Cardenal Herrera CEU, lo explica: “No se puede compartir el cepillo porque cada persona tiene unas bacterias en la boca que se quedan en el instrumento después de utilizarlo”. ¿Pero acaso a través de un beso no se transmiten todas las bacterias posibles? Luzi Luzi responde: “No, quedan algunas en la boca que no se contagian con la saliva, como las de la placa dental [acumulación heterogénea bacteriana], que está pegada a los dientes y provoca caries. Estos microorganismos no se transmiten por un beso, pero sí al lavarse los dientes con un utensilio que no es el suyo”. Hablamos, pues, de nuevos riesgos bacterianos, que no víricos, pues como aclara Moisés Robledo, secretario de información de la Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG), «los virus se mueren en el medioambiente, porque para ellos es hostil”. Por eso es fácil contagiar la mononucleosis o la gripe por un beso, pero mucho más complicado por usar el cepillo de la pareja.

Hay, sin embargo, enfermedades que burlan los besos, pero se pueden pegar con la utilización del mismo cepillo. El presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid (COEM), Ramón Soto-Yarritu, las explica: «Sucede, fundamentalmente, por el sangrado de encías. Algunas patologías son muy fáciles de contagiar por esta vía, como el herpes o la hepatitis”. Son riesgos muy similares a los que entraña compartir cuchilla de afeitar.
"Si le beso, ¿por qué no puedo usar su cepillo de dientes?"

Chicles o enjuague bucal

«Otro factor que hay que tener en cuenta es que cada persona tiene un cepillo adaptado a sus necesidades, con una dureza y un tamaño determinados. Alguien con un biotipo de encía fino debe utilizar un cepillo suave. Si emplea el de otra persona con un biotipo grueso (que ha de tener unas cerdas más duras), puede provocar sangrado por una retracción del tejido gingival», añade Soto-Yarritu. ¿Y si una persona con biotipo grueso utiliza un cepillo con cerdas suaves? «La eficacia del cepillado sería mucho menor», zanja.

Una vez aclarados cuáles son los peligros que implica utilizar un cepillo ajeno (incluso el de su pareja), queda una cuestión por resolver: ¿qué debemos hacer esa noche que vamos a pasar fuera de nuestra casa? ¿Abstenernos de lavar los dientes? Luzi Luzi propone dos soluciones a las que se puede echar mano en estas ocasiones: “Utilizar un enjuague bucal o mascar chicle para limpiar la superficie de los dientes”. Lo de negociar un hueco para un cepillo propio en el baño de su pareja ya es otra historia…

Fuente: ElPaís