Los temibles mongoles eran dentistas de caballos hace 3.000 años

Han hallado las evidencias más antiguas de cuidados dentales para estos animales. Esto permitió siglos más tarde el auge de los nómadas de Mongolia
Al igual que los humanos sufren por culpa de las muelas del juicio, los caballos tienen unas piezas dentales relícticas, llamadas «dientes de lobo». Estos nacen justo donde los cuidadores les colocan el bocado, así que son extraídos de forma rutinaria. Ahora, un estudio que se acaba de publicar en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» ha averiguado que la práctica de extraer estos dientes comenzó hace 3.000 años en las tribus de nómadas de las estepas de Mongolia. Gracias a este pequeño detalle, siglos después este pueblo cambió el mundo a lomo de los caballos.

Un equipo de investigadores del Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana (Alemania), y con la ayuda de la Sociedad National Geographic, excavó en antiguos enterramientos rituales de las estepas. Allí descubrieron que en un comienzo, hace 3.000 años, los nómadas se limitaban a limar o a serrar estos dientes, con herramientas de piedra, pero que siglos más tarde aprendieron a extraerlos con la ayuda de herramientas metálicas.

«Estas innovaciones llegaron a la vez que se produjo el auge de la monta de caballos», ha dicho William Taylor, director de la investigación, en National Geographic. Según sugieren sus hallazgos, el cuidado dental de los caballos le permitió a los nómadas montar mayores distancias, con caballos más sanos que no sufrían dolor y con mayor control sobre sus monturas, lo que les facilitó convertirlas en un arma de guerra.

Varios caballos se congregan cerca de uno de los yacimientos arqueológicos estudiados
Varios caballos se congregan cerca de uno de los yacimientos arqueológicos estudiados – William Taylor

Gracias a estudios genéticos, se considera que la domesticación de los caballos tuvo lugar hace unos 5.000 años. Pero los vestigios más antiguos apenas se remontan a los años 1.300 o 700 antes de Cristo. Estos se han encontrado en los enterramientos rituales de la Edad del Bronce en Mongolia, donde se congregan docenas o centenares de animales.

Precisamente fue en estos enterramientos donde William Taylor y su equipo encontraron pruebas de los cuidados dentales de caballos más primitivos que se conocen. Estos se hallaron en dos cráneos del yacimiento de Uguumur, representante de la cultura de los «menhires de los ciervos» o Khirigsuur. Esta se caracteriza por los enterramientos rituales y por unos monolitos de piedra tallada: los menhires de los ciervos.

Cráneos de caballo depositados en un «ovoo», un mojón ritual, en las afueras de la ciudad de Mörön, Mongolia
Cráneos de caballo depositados en un «ovoo», un mojón ritual, en las afueras de la ciudad de Mörön, Mongolia – William Taylor

Anteriores estudios han mostrado que dicha cultura obtenía su comida de los caballos, y que quizás estuvieron entre los primeros humanos en aprender a montarlos. De hecho, en 2016, el equipo de Taylor encontró huellas en algunos huesos de que estos animales habían llevado bridas.

En esta ocasión, los investigadores encontraron dos cráneos de caballo en los que los «dientes de lobo» habían sido parcialmente cortados. Estos restos, hallados en el yacimiento de Uguumur y que fueron enterrados en el año 1.150 antes de Cristo, son la evidencia más antigua de cuidados dentales en caballos.

Un «diente de lobo» parcialmente cortado por humanos y hallado en el yacimiento de Uguumur, en Mongolia central
Un «diente de lobo» parcialmente cortado por humanos y hallado en el yacimiento de Uguumur, en Mongolia central – William Taylor

«Seguramente, este animal tenía muchos problemas para comer adecuadamente», ha dicho Taylor en National Geographic. «Parece que alguien trató de usar una herramienta para aliviarle, usando una sierra». De hecho, varias trazas de silicio encontradas sugieren que se usó una herramienta de piedra.

«Creemos que fue una técnica experimental», ha dicho Taylor. «Aún no habían descubierto la mejor forma de hacerlo».

De hecho, parece ser que el método no tuvo éxito, porque el diente solo fue cortado parcialmente. Los indicios apuntan a que el caballo fue sacrificado poco después de esta intervención y enterrado de forma ritual.

Cráneo de un caballo sacrificado de forma ritual, enterrado junto a sus pezuñas y los huesos del cuello, en Bayankhongor, Mongolia central
Cráneo de un caballo sacrificado de forma ritual, enterrado junto a sus pezuñas y los huesos del cuello, en Bayankhongor, Mongolia central – William Taylor

Sin embargo, el yacimiento de Bor Shorronii, a cientos de kilómetros al sureste de Uguumur, muestra una historia diferente. Allí hay restos que muestran que unos 500 años más tarde los cuidadores mongoles ya usaban una técnica más refinada y que de hecho se sigue empleando hoy en día: la extracción de los «dientes de lobo» en caballos jóvenes.

El nacimiento del caballo como arma

«Esta innovación fue probablemente una de las cosas que permitió que la monta de caballos pasase de emplearse para pastorear a estos animales a convertirse en una tecnología militar», ha dicho Taylor.

A la vez que se extraían estos dientes, se desarrollaron los bocados metálicos para montar a los caballos. Estos tenían la gran ventaja de que permitían controlar a los animales de forma más estrecha incluso en situaciones de estrés para ellos, como puede ser una batalla.

De hecho, en los yacimientos de a partir del 750 antes de Cristo, casi todos los caballos examinados por Taylor carecen de «dientes de lobo». En muchos de los cráneos hay oquedades donde una vez estuvieron dichas piezas dentales.

«Este es un estudio genial», ha dicho en Sciencemagazine.com Robin Bendrey, arqueólogo de la Universidad de Edimburgo no implicado en el estudio. Según ha comentado, a medida que los caballos se hicieron más importantes, los nómadas «invertían más esfuerzo en comprender cómo cuidarlos».

«Estaban adaptándose a nuevas formas de montar y de usar los caballos», ha dicho en Sciencemagazine Alan Outram, investigador en la Universidad de Exeter tampoco implicado en el estudio. «Lo cierto es que innovaron muy rápido».

Así las cosas, parece que una innovación tan sencilla como extraer unos dientes fue la que permitió que siglos más tarde las hordas de Gengis Kan cambiaran el curso de la historia en toda Europa y Asia a partir del siglo XIII. «Los caballos convirtieron a Mongolia en el centro económico y cultural del mundo», ha dicho Taylor. Y todo gracias a los cuidados dentales.